domingo, 17 de marzo de 2013

Culturas Humanas. PAÍS DOGÓN. parte III. EL ENIGMA DE SIRIO.
























El enigma ha fascinado a historiadores, antropólogos y astrónomos durante décadas. Que el país dogón, perdido en las cordilleras de Mali, anclado en tradiciones ancestrales, tuviera un conocimiento tan grande, tan exacto del cielo que habita nuestras cabezas es algo que desafío a la lógica, a la ciencia. 

En 1965, la antropóloga francesa Germaine Dieterlen (1903-1999) publicó un libro, 'Le renard pâle', en el que reflejaba sus conversaciones con el hogón (líder) de la tribu, en las que este definía la luna como "seca y estéril", aseguraba que Júpiter tenía cuatro satélites, decía que conocía los anillos de Saturno, y afirmaba que los planetas realizaban órbitas elípticias alrededor del Sol. 


Pero lo que más fascinó en Occidente fue su fuerte conocimiento de una estrella determinada, SIRIO, la más brillante de la constelación Can Mayor, que el pueblo dogón considera una hermana del propio Sol. Hacía miles de millones de años, según su leyenda, ambas estrellas (el sol y Sirio), que formaban una sola, se habrían desgajado y habrían formado dos sistemas solares distintos.

Y lo mas sorprendente viene ahora: los dogones afirmaban que conocían la existencia de una estrella que a simple vista no se puede ver desde la tierra, Sirio B (Po Tolo), que gira alrededor de Sirio (Sigi Tolo). Incluso los miembros de la tribu afirmaban que sabían que era invisible. Sin embargo, sus dibujos sobre la órbita que realiza (inapreciable sin la tecnología adecuada) son idénticos a los que recientemente desarrollaron los astrónomos. Cada 50 años, los mismos que dura una elipsis completa, este misterioso pueblo celebra un ritual en honor a la estrella. 


¿Quién pudo otorgarles un conocimiento que no podían tener sin acceso a telescopios? ¿Cómo podían saber con tanta exactitud datos y recorridos que la ciencia tardó décadas en saber? Los dogones lo tienen claro. Fueron sus dioses los que les brindaron estos avanzados conocimientos. Concretamente, los dioses nommo, anfibios, que llegaron desde Sirio B en una nave voladora y predicaron como Jesús predicó entre los judíos.



A ellos se dedican esos famosos bailes tribales de los dogones, donde los participantes lucen alargadas máscaras que se asemejan a los nommos: mitad hombre, mitad pez.

En 1976, hubo un escritor, Robert K.G. Temple, que dio por hecho que el conocimiento dogón venía directamente de los extraterrestres. Fue muy criticado por ello. Libros posteriores trataron de demostrar que los conocimientos de los dogones ya habían sido promulgados por la ciencia de principios del siglo XX, que incluso tenían los mismos errores que la astronomía de aquella época, que este pueblo milenario pudo basar su leyenda en conocimientos transmitidos por misioneros jesuitas, pero lo cierto es que el enigma Sirio sigue siendo un misterio. Un maravilloso misterio.

Por ROBERTO BÉCARES.







1 comentario:

  1. Que misterio más chulo! Y cómo me gusta este blog! Queremos maaaaas!!!!

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