lunes, 25 de febrero de 2013

Culturas Humanas. PAÍS DOGÓN. Parte I: LA CIVILIZACIÓN.











Para llegar al país dogón desde el mundo 'civilizado' hay que atravesar las pistas irregulares de la tierra de la falla Bandiagara de Mali, que en época de lluvias se vuelven intransitables. Entonces el pueblo dogón permanece incomunicado durante semanas. No es algo extraño para esta cultura centenaria que vive alejada de las comodidades de occidente, imbuida en sus ritos animistas, de bailes con máscaras, de una cultura arraigada en ancestrales tradiciones y que tiene, como otras tantas civilizaciones, una guía en el cosmos, en las estrellas. Durante las últimas décadas, debido a su autenticidad primigenia, se ha convertido en un foco de atracción de turistas, que ahora, con la red terrorista de Al Qaeda campando a sus anchas por los márgenes del río Níger, tienen imposible fascinarse con esas impresionantes casas de barro incrustadas en las montañas frente a los boababs, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. 

Se trata de una cultura polígama, en la que desgraciadamente se practica la ablación y en la que el anciano de la familia es el gran patriarca. Practican una agricultura de subsistencia, que se basa en el mijo, soja y arroz, y por sus antiguas leyes, el jefe del poblado (hogon) debe estar los seis primeros meses de su mandato sin lavarse o afeitarse. Pasear por sus poblados, introducirte en sus casas, deleitarse con sus tallas multicolor o presenciar sus bailes es una experiencia fuera de lo común. Como penetrar en una máquina del tiempo. 

ROBERTO BÉCARES
Fotografía. MADRID RUMBO AL SUR.

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